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PT2. Juntar fuerzas para construir  la Utopia: Jaime Betanzos y Herminio Mónfil, presos políticos de Eloxochitlán, por fin libres.

Crónica por Elizabeth Díaz

Fotografías por Elizabeth Díaz

Esta es la segunda y última parte de lo vivido durante el proceso de salida y cambio de medida cautelar de los dos presos políticos Jaime Betanzos y Herminio Mónfil.

29 de septiembre: La Espera.

Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca – Tras un día cargado de emociones y tensiones, la comunidad de Eloxochitlán de Flores Magón experimentó un período de espera impregnado de incertidumbre. Sus habitantes se encontraban en vilo, ansiosos por conocer el destino que les deparaba. Aunque repletos de expectativas, no podían evitar sentir un profundo temor, pues sabían que no era la primera vez que sus compañeros de lucha experimentaban una fugaz libertad, solo para ser nuevamente arrojados a la sombría prisión, acusados de delitos fabricados.

En las miradas de la gente se reflejaba una luz de esperanza, pero también destellos de rabia y dolor. Algunos familiares no podían contener las lágrimas al recibir la noticia de que sus seres queridos seguirían encarcelados.

Por cuestiones de seguridad, aquellas que aguardábamos ansiosamente respuestas y liberaciones nos mantuvimos resguardados, atentas a cualquier señal de lo que estaba por venir. El ambiente se tornó aún más tenso con la llegada de camionetas y vehículos ajenos a la Asamblea Comunitaria y al pueblo.

Fue alrededor de las dos de la tarde cuando finalmente pudimos obtener señal de internet y visualizar un vídeo en un teléfono celular que mostraba al profesor Jaime Betanzos saliendo de prisión para después poder ver un video de agradecimiento de Herminio Mónfil y Jaime Betanzos en libertad. La emoción y el alivio se hicieron sentir en todas nosotras, como una ola de alegría y esperanza que recorrió la comunidad.

Algunos residentes, contagiados por la efusividad del momento, optaron por celebrar lanzando cohetes al cielo, cuyos estallidos rompieron el silencio reinante y llenaron el ambiente con un sentimiento de liberación, una bocanada de aire fresco frente a la represión que durante tanto tiempo habían padecido.

30 de septiembre: Bienvenidos a casa.

La tarde del sábado, la comunidad de Eloxochitlán recibió una noticia que llenó de expectación y nerviosismo a sus habitantes: la llegada de Herminio y Jaime, quienes habían pasado 9 años tras las rejas. Con el atardecer como telón de fondo, los familiares descendieron hacia la entrada de la comunidad para dar la bienvenida a los recién liberados. A medida que los minutos transcurrían, la tensión se apoderaba del ambiente, agravada por la presencia de camionetas de la policía municipal de Huautla de Jiménez que, en un gesto inquietante, nos fotografiaban una y otra vez.

Las familias, ansiosas pero decididas, se repetían a sí mismas: «Hemos esperado más de nueve años; unas cuantas horas son nada». Mientras tanto, pintaban una manta que decía: «Bienvenidos a casa». Finalmente, alrededor de las 9 de la noche, Herminio y Jaime hicieron su entrada triunfal. La emoción y la alegría invadieron el lugar, desatando risas, gritos de felicidad y abrazos que hicieron que las lágrimas brotaran de los rostros de todos los presentes.

En medio de este torbellino de emociones, tomé una cámara y comencé a capturar el preciado momento en imágenes y videos, inmortalizando la primera reunión de los compañeros en libertad. A medida que gritaban «libertad, libertad, por los presos al luchar», subimos a los coches que nos permitirían finalmente ingresar a Eloxochitlán.

El recorrido nos llevó a la rotonda a Ricardo Flores Magón, donde uno de los vehículos se detuvo metros más adelante, inesperadamente. Familiares de los ex presos, abrumados por la emoción, nos pidieron que bajáramos de los autos. Más abrazos, más gritos de felicidad. Decidieron entonces que caminaríamos en procesión hacía la casa del profesor Jaime, y de repente, más de 30 personas se unieron en un emotivo peregrinaje lleno de alegría y solidaridad, entonando consignas de libertad.

Antes de llegar a nuestro destino, Herminio y Jaime se detuvieron ante los murales que habían sido erigidos en demanda de su libertad. Las lágrimas colmaban sus ojos, testigos silenciosos de los años de lucha y sacrificio que habían dejado atrás.

Finalmente, la procesión culminó en la entrada de la casa del profesor Jaime, donde un imponente mural con los rostros de los presos recién liberados sirvió de fondo. Fue allí donde los dos compañeros se dirigieron a sus familias y a la comunidad, entre palabras de agradecimiento y peticiones de apoyo para otros compañeros que aún permanecen tras las rejas. La emoción en el ambiente era palpable, y el café se convirtió en el reconfortante nexo entre estos luchadores y su comunidad.

En el corredor de la casa, una pequeña exposición mía de fotografías capturadas a lo largo de los años , acompañando esta larga lucha, atrajo la atención de Jaime. Él se detuvo, admiró las imágenes y preguntó por ellas. En ese momento, compartió su propio vínculo con la fotografía y agradeció por estar de regreso, un momento de gratitud que selló el renacimiento de estos luchadores por la justicia en su querida Eloxochitlán.

1 de octubre: Soñamos con una utopia.

Un día de celebración y renovada determinación

Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca – Desde que se confirmó la liberación de los compañeros, la expectación en la comunidad no cesaba de crecer. Las familias, sabiendo que se avecinaba una asamblea comunitaria, se prepararon para un encuentro que prometía ser inolvidable. El lugar escogido, «Tierra Firme», un espacio comúnmente utilizado para reuniones y actividades recreativas, sería el escenario de un doble festejo: la reunión de los compañeros con sus seres queridos después de nueve años de ausencia y la oportunidad de compartir cientos de tamales de «Tesmole», un platillo tradicional de celebración en la comunidad.

Desde las primeras horas del día, la casa de los Betanzos se convirtió en un hervidero de actividad, con hombres y mujeres uniendo esfuerzos para preparar los tamales. La cita para la asamblea comunitaria estaba programada a las 12:30 pm, un momento en el que las familias de Herminio y Jaime se congregaron para marchar hacia «Tierra Firme». En sus manos, las mujeres mazatecas sostenían una figura que simbolizaba la Glorieta de Mujeres que Luchan, mientras que Jaime llevaba consigo una fotografía de Sarita, su hija, que había tomado dos años antes durante una protesta en la Ciudad de México. Los cohetones, los gritos de alegría y los aplausos marcaron el camino, anunciando la emocionante llegada de los recién liberados.

A su llegada a «Tierra Firme», los esperaban aplausos y abrazos cálidos. En el frente del espacio, un grupo de ancianas mujeres se destacaba, reconocidas como una parte vital del movimiento y depositarias de conocimientos cruciales para continuar la lucha. A su lado, se encontraban también hombres ancianos que acompañaban a los recién llegados.

La jornada brindó a Carmen Monfil, hija de Herminio Monfil, la oportunidad de compartir sus experiencias de los últimos nueve años en medio de lágrimas de alegría por tener a su padre nuevamente en casa. La asamblea se desarrolló en medio de aplausos y momentos de reflexión, pero uno de los momentos más conmovedores se produjo cuando Herminio y Jaime tomaron la palabra.

«Estoy libre gracias a ustedes. Ahora tenemos una tarea importante. Debemos esforzarnos aún más. Ahora que estoy libre, siento una mayor fortaleza. Debemos esforzarnos para que otros compañeros también sean liberados como yo. Gracias a ustedes, estoy libre y feliz. Estas mujeres se han esforzado y han sufrido para conseguir nuestra libertad. No tengan miedo. Les pido por favor que no tengan miedo. Sigamos esforzándonos para obtener la libertad que merecemos, porque no debemos nada».

Herminio Mónfil

«Estamos muy emocionados, demasiado felices. Esta utopía se encarnó en mí, me buscó y me encontró. Como un sueño, los sueños, si no son realizables, estamos muertos, solo muertos, ya no soñamos. Pero mientras vivimos, tenemos que soñar fuertemente. La libertad es un sueño inalcanzable, pero aquí está, es una realidad. Una libertad auténtica. Fueron nueve años de silencio, nueve años de sordera, de coraje, de rabia, de esperanza, de fortalecer la fe, hasta enseñarnos que debemos resistir hasta la muerte. Pero no contábamos con la astucia de las mujeres mazatecas. No contábamos con que existían hermanos y hermanas en todo el mundo que pensaban en nosotros y que no estaban de acuerdo con esta injusticia. Ya lo dijo Carmen, ahora tenemos una familia extensa. Nos preparamos en la cárcel para seguir con la lucha, porque no vamos a permitir que ninguno de nosotros siga bajo esa injusticia. Tenemos que seguir luchando. El plantón es un corredor de esperanza».

Jaime Betanzos

El discurso de Herminio y Jaime resonó con fuerza, dejando en claro que su lucha no termina con la liberación, sino que se renueva con un compromiso más profundo y una determinación indestructible. La comunidad de Eloxochitlán de Flores Magón celebró este día como un hito en su búsqueda de justicia y libertad.

En medio de historias de lucha, sacrificio y perseverancia como la que hemos narrado, la esperanza se alza como una fuerza incansable que desafía las adversidades. La liberación de Herminio y Jaime en Eloxochitlán de Flores Magón no solo es un testimonio de resistencia, sino también un recordatorio de que, incluso en las circunstancias más difíciles, la solidaridad y la determinación pueden abrir puertas a un futuro más justo. Estas historias nos muestran que los sueños, por inalcanzables que parezcan, pueden convertirse en realidad. La esperanza es el motor que nos impulsa a seguir adelante, a unirnos por causas justas y a creer en un mundo donde la libertad y la igualdad son posibles. Cada victoria, por pequeña que sea, es un faro que ilumina el camino hacia un mañana mejor, donde la justicia prevalece y la comunidad se erige como un bastión de apoyo mutuo. En estas historias, encontramos razones para seguir creyendo en un mundo donde el cambio y la esperanza son posibles.

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